El juego terminó

Las trampas mortales regresan una vez más y esta vez con nombres hollywodenses importantes pero nada puede evitar lo predecible y lo inevitable de la historia.


Por Ricardo Diaz 
En 2004 daba inicio a lo que fue una de las sagas de horror más prolíficas de los últimas décadas: El juego del miedo. Un film de bajo presupuesto que combinaba suspenso y horror a través de un asesino moralista que mediante tortuosas trampas ponía a prueba la voluntad de vivir de aquellas personas que no se portaban muy bien consigo mismas.
La fórmula bajo presupuesto = éxito de taquilla hizo que las pruebas a vida o muerte siguieran por siete entregas más, siendo Jigsaw (2017) la octava y última parte de la saga, que a su vez era más un reboot que una continuación de la trama principal.

Los años pasaron, llegó la pandemia y con ella Espiral, una película que podría ser simplemente un thriller con la corrupción policial de fondo y todo lo que ello conlleva, pero el título del film no termina ahí, sino que le sigue, el juego del miedo continúa. Y ahí radica todo el problema, porque no termina siendo un digno nuevo capítulo de la franquicia, ni tampoco una buena película en general.

En esta ocasión la acción se desarrolla en torno al detective Zeke Banks (Chris Rock), quien junto a su compañero novato William (Max Minghella) deben resolver una serie de asesinatos que atacan directamente al departamento policial y cada crimen parece ser la obra de un imitador del mítico asesino Jigsaw. Con el avanzar de la investigación y la aparición de nuevas trampas y cuerpos mutilados, Zeke descubre que el asesino tiene algo más en mente, un retorcido sentido de justicia y un plan siniestro.

Con un inicio prometedor, el film se vuelve previsible con el correr de los minutos a medida que aparecen en pantalla los personajes, por lo que a mitad de la pelicula es muy probable que todos sepamos quién es el responsable y eso es un error que los guinistas Stolberg y Goldfinger no supieron resolver, además de lineas poco felices como comparar el proceso de divorcio con la quimioterapia. Ni siquiera las trampas a las que son sometidas las victimas son originales, además de ser poco verosímiles y sobretodo no provocan ese "placer culposo" de verlas. Lo cual resulta raro ya que su director Darren Lynn Bousman fue el responsable de las partes II, III y IV, por lo que en cuanto a shock visual debería haberlo conseguido, aunque tal vez eso se convirtió en una presión extra que el realizador no pudo manejar, dando como resultado este híbrido que provoca ganas de apartar la mirada para no verlo. 

La crítica hacia el aparato policial, la corrupción que lo rodea y el abuso de sus miembros podría haber sido un punto a favor, pero tampoco resulta porque se piensa más en encajar a la trama dentro del universo de Saw que en la historia en sí. De hecho, el muñequito Billy de las entregas anteriores es remplazado por la marioneta de un cerdito vestido de policía (alguien dijo panteras negras?) el cual mediante videos es el encargado de dar los mensajes ulimantes a sus víctimas, pero carece del impacto visual de su antecesor, al igual que la voz distorsionada que queda en las antípodas de la voz estremecedora, misteriosa e inclusive aleccionadora de John Kramer, interpetado por Tobin Bell. 

El climax pierde poder porque el misterio se devela antes de tiempo, y eso si el espectador no se adelantó mucho antes, y el final propiamente dicho queda raro, desprolijo, casi abrupto. Probablemente en vistas a una futura continuación. Ni siquiera el score clásico de Charlie Clouser levanta el suspenso, acá suena como un murmullo lejano, al igual que la intervención de Samuel L. Jackson, que funciona más como marketing. 

Espiral: el juego del miedo continúa, es como la pelotita de un pinball, rebota permanentemente entre Saw y algo original, entre lo que fue y lo que pudo ser; pero no logra salir de ese repiqueteo permanente, lo que la vuelve molesta y hasta defraudante y lo único que se espera es que la pelotita pare y caiga de una vez por todas en el espiral del olvido. 

Calificación * (Mala) 

Título original: Spiral: from the book of saw (2020) - País: Estados Unidos - Director: Darren Lynn Bousman - Guión: Josh Stolberg, Pete Goldfinger - Intérpretes: Chris Rock, Max Minghella, Samuel L. Jackson, Marisol Nicjols, entre otros - Música: Charlie Clouser - Duración: 93 minutos.

***** (Excelente) - **** (Muy Buena) - *** (Buena) - ** (Regular) - * (Mala)

Fotos de los textos: Spiral (IMDb) . 


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