Los hermanos Philippou vuelven a la carga con el duelo de una pérdida pero ahora con una madre desesperada.
Danny y Micheal Philippou entraron por la puerta grande del terror con Talk to me en 2022. Una cinta que seguía a un par de jóvenes, que por medio de una mano embrujada eran poseídos por espíritus y se convertía en un challenge a ver quien pasaba más tiempo en ese "otro mundo". Mas allá del espiritismo y la brujería, nos mostraba el duelo de una muchacha que había perdido a su madre y el dolor que eso significa y los hermanos fantásticos lograban un clima equilibrado de sustos y reflexiones. Ahora con Haz que regrese vuelven a adentrarse en el dolor de la pérdida, pero del lado inverso. Una madre, Laura (Sally Hawkins) debe convivir con la perdida de su hija producto de un triste accidente, algo que desde el primer momento se puede ver que no logra superarlo y ese dolor la está devastando llevándola al plano de la locura extrema.
En ese estado de quiebre emocional y psicológico de Laura, entran en su vida los hermanos Andy (Billy Barrat) y Piper (Sora Wong), esta ultima con ceguera avanzada. Estos niños terminan a cargo del personaje de Hawkins, dado que han quedado huérfanos tras la muerte de su padre y Andy no puede hacerse cargo de manera legal de su hermanita, por ser aún menor. Por lo que quedan dentro del sistema de adopción y la encargada del lugar decide dárselos a Laura para que entre todos logren sanar sus heridas y volverse una hermosa familia. Grave error.
Si en Talk to me estaba la mano embrujada, en Bring her back está Oliver (Jonah Wren Phillips), el otro hijo de Laura. Un niño con una mirada perdida, que no habla y con comportamientos cada vez más extraños a medida que se desarrolla la trama y se devela el retorcido plan de su nueva madre adoptiva. Y la respuesta a eso será atroz y dolorosa.
Los Philippou nuevamente crean un ambiente sofocante, pero en esta película lo vuelven más opresivo, casi tóxico. Durante todo el film uno se siente incómodo y angustiado, pero porque nosotros podemos observar la locura creciente de Hawkins. Como detrás de esa sonrisa aparente y su vestimenta colorida hay una especie de rictus, una especie de máscara para el afuera. Pero cuando se queda solo con los chicos se ve la verdadera Laura. Una manipuladora serial y sumamente peligrosa, dispuesta a recuperar lo que perdió hace un año. ¿Les dije que Piper es casi idéntica a su hija muerta?.
Para lograr esa atmósfera perturbadora y que el espectador sufra y se acongoje con lo que experimenta en pantalla, la fotografía de Aaron McLisky logra crear un ambiente sórdido, oscuro, casi putrefacto, con muy poca iluminación, y no se puede distinguir claramente lo que está ocurriendo en esa casa. En ese ámbito, la actuación de Sally Hawkins es impecable. Y Barrat y Wong componiendo a estos hermanos que el primero hace todo lo que está a su alcance para proteger a su hermana, pero no dejan de ser dos menores que están a merced de un adulto ultra desequilibrado, y como broche, se suma la actuación de Jonah como este niño rapado a zero que con su presencia uno se acomoda en su asiento, como una pequeña bomba nuclear a punto de explotar.
La cinta confirma el talento de los jóvenes directores para contar historias que trasciendan el mero terror, y si bien este film es mucho mas grotesco, violento y sangriento que háblame, no deja de tener esa estética adulta a pesar de que haya niños en el elenco. Sus dos películas presentan el duelo de una pérdida y cómo impacta eso en una persona. Una especie de "click" que se produce internamente, y si se descuida, ese botón queda apretado y uno se convierte en su peor miedo, porque la razón se pierde y solo queda el dolor. Ahí está la locura dispuesta a abrazarnos y consolarnos y eso es lo que realmente aterroriza en Haz que regrese.
Calificación: **** (Muy buena)
Título original: Bring her back (2025) - País: Australia - Director: Danny Philippou y Michael Philippou - Guión: Danny Philippou y Bill Hinzman - Intérpretes: Sally Hawkins, Billy Barrat, Sora Wong, Jonah Wren Phillips, Mischa Heywood . - Fotografía: Aaron McLisk - Música: Cornel Wilczec - Duración: 104 minutos.
Fotos: ImdB


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