sábado, 25 de octubre de 2025

Extraños no tan extraños

Una vez más el trío de asesinos enmascarados acecha a la única sobreviviente de la entrega anterior. 


Por Ricardo Diaz

Renny Harlin nos trae la continuación de los hechos que ocurrieron en Los extraños: capítulo I (al final del comentario está el link de la reseña). Tal como se veía en el final de esa entrega, Maya (Madelaine Petsch) logra sobrevivir a las heridas imposibles que le ocasionaron los asesinos enmascarados del título del film y se despierta en un hospital. Solo para darse cuenta que su prometido/novio (Froy Gutierrez, ahora solo como un fantasma de flashbacks) sí se desangró, y nunca llegarán al altar, por lo menos en el plano terrenal.

Quien recuerde o haya visto Halloween II pensará que está teniendo un dejá vù. Este segundo capítulo de los extraños es como si se hubiera vestido con ese film, como si Leatherface la hubiese despellejado y se la hubiese puesto encima. Así es como se ve a esta secuela, algo deforme, conocido pero raro y genera un rechazo absoluto. Sumado a que no hay demasiado diálogo y la actuación de Petsch no suma y su cara histérica por momentos no ayuda por dos motivos. Uno porque molesta y el otro, porque es difícil no pensar lo que puede suceder en la tercera parte (Sí, no hay dos sin tres).

Esa falta de diálogo en parte se debe a que los extraños: capítulo II insiste en ahondar en el origen de ellos y por eso hay flashbacks de los que se convertirán en Pinup Girl y Scarecrow, y el famoso origen a la pregunta ¿está Tamara aquí?. Pero estos descubrimientos no ayudan a la historia porque como decía en el comentario de la primera parte, lo que funcionaba en la cinta de 2008 era justamente eso, el hecho de ser un trio asesino que buscaba víctimas al azar solo por el hecho de estar en su casa. Y con ese punto regresamos a la piel de Halloween II, recuerden que ahí se daba a entender que Myers era hermando de Laurie, algo blasfemo que arruinaba todo lo que había logrado su antecesora.

Las escenas de persecución son estúpidas y sin sentido. Desde el comienzo en que Maya con una puñalada que prácticamente la atravesó se quita las sondas del hospital y corre una maratón y salta sin ni siquiera desmayarse o ponerse pálida por la pérdida de sangre, hasta luchar contra un oso en el medio del bosque y nuevamente sin desmayarse. Ojo, después tiene que hacerse unos puntitos en una herida y parece que se va a morir . Entonces en el hospital la llenaron de morfina o algo parecido, porque no se entiende.

Toda la película de principio a fin corrobora que no había necesidad de hacer una trilogía con estos personajes, porque además es una sola historia dividida en tres partes que ocurren hasta ahora con diferencia de horas. Entonces la hace mas increíble e idiota. El film arranca con la frase de que en 2023, 1670 personas son asesinadas por extraños y que esta es una de esas historias, la más violenta. ¿Estamos ante un final anunciado desde el comienzo? Probablemente si, porque ese es el otro error de Harlin, es predecible, no logra ocultar las sorpresas y todos los personajes son poco confiables por el hecho de ser quienes son. Díganme si alguien confía en algún personaje de Richard Brake.

Esta cinta solo existe porque hay una falta de interés en contra historias originales y principalmente arriesgarse a contarlas. Hoy en día todo se traduce en un número, si va a ser redituable para el estudio. Pero también hay que hacer autocrítica, esta clase de films se hacen porque hay un público dispuesto a verlas, que carece de un criterio objetivo, que acepta que lo que ve está bien. Una generación que considere que estas películas son clásicos del género y que inspire a nuevos realizadores a repetir lo mismo. Ese es realmente el miedo que genera Los extraños: capítulo II.

Calificación: * (Mala) 



Título original: The strangers: chapter II (2025) - País: España, Estados Unidos, Eslovaquia, Canadá, Reino Unido - Director: Renny Harlin - Guión: Alan Freedland, Alan R. Cohen - Intérpretes: Madelaine Petsch, Ema Horvath, Richard Brake, Pedro Leandro, Ben Cartwright. - Fotografía: Jose David Montero - Música: Justine Caine Burnett - Duración: 98 minutos.

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