viernes, 31 de octubre de 2025

Padre nuestro

El exorcista marcó a generaciones enteras por su despiadada crudeza y maldad. Más de cincuenta años después sigue siendo una película aterradora.


Por Ricardo Diaz

El año 1973 se acercaba a su fin y los diarios comenzaron a hablar de una película diabólica, gente que huía de las salas de cine, espectadores que se descomponían por la crudeza de sus escenas. La abominación llegaba para despedir el año. Nada menos que el exorcista.

Basada en la novela de William Peter Blatty y dirigida por William Friedkin, la escabrosa historia es así: la estrella de cine Chris MacNeil (Ellen Burstyn) se encuentra rodando un film en Georgetown, cuando su hija de doce años, Regan (Linda Blair) empieza a tener cambios en su conducta y volverse agresiva. Ante ello recurre a distintos especialistas médicos que no saben decirle qué es lo que está sucediendo en el cuerpo de la niña. Por lo que la respuesta va a ser algo mas oscuro y diabólico, en donde el padre Karras (Jason Miller) a pesar de su crisis de fe luchará por el alma de Regan junto con la ayuda del padre Merrin (Max Von Sydow). 

El exorcista durante sus dos horas (o un poco más si ven la versión remasterizada del director) es una construcción sólida de la agonía de todos sus personajes. Desde el comienzo en Níneve, Irak, como una especie de prólogo entre esa lucha que va a darse entre las fuerzas de Dios y el Diablo, cuando Merrin encuentra la figura demoníaca y se percibe su preocupación. Finalizando ese comienzo, un plano  con ambas figuras enfrentadas. La batalla se aproxima. Para dar paso a esta madre e hija que de repente caen en un espiral de dolor y desolación. Chris experimentando un dolor más psicológico al ver lo que le sucede a Regan, la que paga el precio físico de ser poseída por Pazuzu. Y si eso no bastara, el dúo religioso compuesto por los padres Karras y Merrin, también son angustiantes, porque ambos cargan, en mayor o menor medida, con crisis que los asolan y en esa condición deben salvarla. De esta manera se convierte en una película desoladora y angustiante, que arrastra en ese camino a quien se anime a verla.

El film manifiesta un terror latente y palpable. Dejando de lado todos los rumores que se generaron alrededor de la producción, la actuación de Linda Blair es lo que provoca el sufrimiento en el espectador. Esa niña tierna que comienza a transformarse y realizar acciones brutales. Por más que los tiempos hayan cambiado y el género esté en la búsqueda constante del shock, nada supera la escena con el crucifijo y los epítetos que pronuncia Regan. Es una cachetada de plomo que deja marcas, seas católico o no.

Friedkin libra esta batalla antigua, pero no solo la del bien y el mal, sino también la de la ciencia versus la religión católica. Y su postura es ambigua, no hay una clara bajada de línea acerca del catolicismo. El personaje de Burstyn recurre al exorcismo, como si fuese "otro tratamiento medico", pero no porque comience a creer necesariamente. Sin ir mas lejos, luego de la sugerencia de los doctores por un exorcista, se desquicia cuando alguien ha dejado una cruz bajo la almohada de su hija por protección. El claro ejemplo de que ella pretende la salvación de Dios solo porque no le queda opción, pero nada más, como si fuera una "muestra gratis" de un medicamento pero que no pretende comprar ni recomendar. Todo el film se balancea constantemente de un lado para el otro, y el espectador lo único que desea. al igual que la desesperada y por momentos desquiciada madre, es que su hija se salve porque nace ese grito de ¡no es justo!

En definitiva, el exorcista es un film que se ganó justamente el lema de "mejor película de terror" y más allá de los premios merecidos que recibió, su logro está en ser de esos films que a pesar del tiempo siguen vigentes y eso es porque logra retratar un miedo inherente del hombre: el abuso infantil. Una temática que al ver nuevamente el film en los tiempos modernos, se puede decir que esa idea sobrevuela y se esconde en los rincones de la casa de Regan. Solo hace falta una ventana y una escalera.

Clasificación: ***** (Excelente)

Título original: The exorcist (1973) - País: Estados Unidos - Director: William Friedkin  - Guión: William Peter Blatty basada en la novela homónima - Intérpretes: Ellen Burstyn, Linda Blair, Jason Miller, Max Von Sydow. - Fotografía: Owen Roizman - Música: Chris Newman- Duración: 122 minutos.
Fotos: ImdB

jueves, 30 de octubre de 2025

¿Con qué sueñan las armas?

Weapons es el regreso del director Zach Cregger nuevamente con una premisa terrorífica, pero al final su respuesta no satisface.


Por Ricardo Diaz

Nada mas aterrador que la desaparición de un conjunto de personas al mismo tiempo. Algo que haría estremecer a Fox Mulder y saldría a buscar hombrecitos verdes. Un hecho así es lo que desencadena la historia de weapons. Una noche, 17 niños, a las 2.17, simplemente salieron corriendo de sus casas en una postura similar a un misil. Todos pertenecían al mismo curso. Solo un niño, Alex (Cary Christopher), no salió "teledirigido" a la oscuridad. Que miedo, ¿no?.

Este suceso es el desencadenante para que Cregger comience a desmenuzar la historia para saber qué pasó. Y así es como seis subtramas se superpondrán una con otra para dar esa respuesta que hasta ahora nadie sabe, excepto la voz del pequeño narrador del comienzo que advierte que lo que sucedió fue de verdad y que implica numerosas muertes extrañas y todos lo han callado porque aun no lo comprenden. Dato que ayuda al misterio y adentrarse en la trama y estar atento a todos los detalles que el director hace, aunque solo tenga un antecedente, Barbarian. Los que la han visto ya saben a lo que me refiero y si no lo hicieron, van a encontrarse con algo diferente pero bueno.

Continuando con esta película, la primera historia es la de Justine (Julie Garner), la maestra del curso que es acusada por todos los padres como la responsable o que mínimo algo tiene que saber. Producto de ello vemos como lidia mediante litros de vodka todas las acusaciones de la comunidad hasta el punto de escribirle en su auto "bruja". Un personaje frágil y maltratada en más de una forma (a medida que se produce esa "superposicion" de puntos de vista lo van a entender). Hay un padre enojado, Archer (Josh Brolin) que vuelca esa bronca hacia Justine y todo parece indicar que está a nada de hacer alguna estupidez. Completan esta trama coral un policía alcohólico e infiel (Alden Ehrenreich), un ladrón drogadicto (Austin Abrams), el director de la escuela (Benedict Wong) y el propio nene, que cual cuento de Agatha Christie, es el ultimo indiecito, Alex. 

Todas sus puntos de vista cohesionan y van dando forma al misterio que va creciendo a lo largo del film, como así también se desarrollan los personajes y qué tanto están perdidos con sus problemas, que por momentos, la desaparición de los niños ha quedado olvidada, sin prestar atención en cosas simples como ver el vecino de al lado. En este conglomerado de historias la llegada de un personaje que es, como mínimo, extraño va a desatar el desenlace de la película y en esa resolución radica, para mi, la insatisfacción y hasta desilusión con weapons.

Zach Cregger construye una atmósfera única, cargada de misterio, preocupación y que de muy buena manera logra sustos genuinos con pesadillas de sus protagonistas. Hay una amalgama casi perfecta entre director, guionista (la misma persona) y fotografía, que es agradable de ver y dejarse llevar por el suspenso. Aunque no agrade el accionar de los personajes. El comienzo en donde se manifiesta la desaparición y la película se toma su tiempo para desarrollarla con el tema beware of darkness de George Harrison es simplemente maravillosa y aterradora. Con ese nivel de intriga, cuando llega su desenlace, genera una sensación de que todo lo construido empieza a tambalearse como un castillo de naipes. La ¿explicación? es tan ridícula y hasta barbárica que es molesta, es como si un huracán llegara y lo hubiese arrasado todo sin previo aviso, dejando al espectador atónito y quizás mas confundido de lo que estaba hace unos minutos cuando entra en otra temática el film. Una que no se había pensado, quizás simple para la carga emocional que llevaba hasta ese punto. 

Weapons tiene muchas referencias a temáticas globales que hoy en día entristecen. El alcoholismo, la drogadicción, los tiroteos en las escuelas, señalar a alguien inocente como culpable. Cada una de ellas son potenciales "armas" que pueden destruir y mucho. Cregger impulsa a que se reflexione sobre ello y casi que lo logra hasta el final, pero termino eligiendo otra arma: el silencio.

Calificación: *** (Buena)


Título original: Weapons (2025) - País: Estados Unidos - Director: Zach Cregger
  - Guión: Zach Cregger - Intérpretes: Julia Garner, Cary Christopher, Josh Brolin, Benedict Wong, Austin Abrams, Alden Ehrenreich, Amy Madigan. - Fotografía: Larkin Seiple - Música: Zach Cregger, Hays Holladay, Ryan Holladay - Duración: 128 minutos.
Fotos: ImdB

Hay payaso encerrado en el maizal

Un nuevo payaso emerge para competir con Art the clown y Pennywise destazando a ignotos adolescentes, pero no le llega ni a la zuela de sus grandes zapatos.


Por Ricardo Diaz

Ciertamente los payasos encierran cierto misterio que en algunas personas puede traducirse en miedo o fobia (coulrofobia), por lo que el cine de terror ha sabido aprovecharse de eso, basándose en novelas exitosas (It) o simplemente nacidas de mentes retorcidas dispuestas a poner a prueba los estómagos de los espectadores (Sí Damien Leone a vos te hablo con ese magistral personaje que llamaste Art). En Clown in a cornfield se busca lo mismo. El film se basa en una novela juvenil homónima y después de esta película no se si genera mucho interés en leer (por lo menos en mi caso, sorry).

Eli Craig, lamentablemente, cae en la historia clásica de aquellos films de bajo presupuesto de los 80, donde unos chicos de un pueblo son diezmados por un asesino enmascarado. En esta historia todo sucede en el pueblo de Kettle Springs, un lugar que supo tener tiempos mejores pero luego del incendio de la planta de maíz todo se fue a pique, sumado a que un grupo de jóvenes rebeldes están haciendo videos para youtube usando la mascota del pueblo, un payaso amigable llamado Frendo. Sin embargo los pícaros en sus videos lo muestran como un asesino. Así que son vistos como los despreciables del pueblo, además de responsabilizarlos por el incendio de la fábrica que acabó con la economía del lugar. Punto llamativo porque los chicos cool por lo general son los adorados en estas películas. Ese detalle, por lo menos, es algo diferente a lo común. 

Como no puede faltar en una producción que quiere estar dentro del slasher, hay una final girl, Quinn (Katie Douglas) que llega al pueblo junto con su padre, el Dr Glenn (Aaron Abrahms) luego de haber fallecido su madre. Lógicamente, está enojada con su papá y con el mundo. Además, como es sabido, se interesa por el chico bonito y adinerado del pueblo, Cole (Carson MacCormac) que a su vez es hijo del dueño del emporio del jarabe de maíz. A causa de ello queda en el radar del sheriff Dunne (Will Sasso) ya que es el grupete que está involucrado en esos videitos que hacen para internet desprestigiando a Frendo. En otras palabras, adolescentes siendo adolescentes en la era tecnológica, la generación Z (y no por el zorro). Y a esto, como si fuese poco, se suma un verdadero Frendo sediento de sangre joven que se divertirá destripando y haciendo volar los órganos de los rebeldes ¿sin causa?. Y lo pregunto porque la cinta de Craig intenta explorar el lado de cómo a veces los adultos no permiten que las nuevas generaciones se abran camino y promuevan sus ideas. Aún así esa idea queda muy diluida en toda la trama por fallas en el guion.

El problema de el payaso en el maizal es que es muy de manual, no aporta nada nuevo, y tampoco está a la altura de un slasher digno. Cuando uno elige este tipo de películas lo único que espera encontrar es la violencia del asesino y su originalidad a la hora de llevar a cabo su matanza. Frendo pretende codearse con los grandes, pero él como personaje no aterroriza y aunque intente ser despiadado, sobre todo en la parte final del film, no lo consigue. Hay un aire a scream que eso tampoco la favorece porque, justamente, queda como un mal intento de algo que se hizo a la perfección por el maestro Wes Craven y acá queda como algo torpe y carente de sentido.

Desconozco el material literario en el que se basó, pero donde podría haber funcionado el film es en la parte de las relaciones entre los adolescentes del pueblo y todas sus problemáticas y descubrimientos propios de la edad y no en un mero twist argumental al final que vuelve mas confusa la trama. Y en especial lo de la lucha generacional que se muestra torpemente en el film, y eso enmarcado con la idea que el pasado no quiere abandonar el pueblo de Kettle Springs y tampoco dejar que mejore. En vez de eso, el resultado es una película vacía que no llega a ningun punto y tampoco entretiene en lo visceral que se espera del género. En lo único que acierta es que realmente hay un payazo en el maizal.

Calificación: ** (Regular)


Título original: Clown in a cornfield (2025) - País: Estados Unidos, Luxemburgo, Reino Unido, Canada - Director: Eli Craig  - Guión: Carter Blanchard, Adam Cesare, Eli Craig - Intérpretes: Katie Douglas, Aaron Abrahms, Carson McCormac, Vincent Muller, Kevin Durand, Will Sasso, entre otros . - Fotografía: Brian Pearson - Música: Brandon Roberts, Marcus Trumpp - Duración: 96 minutos.
Fotos: ImdB








miércoles, 29 de octubre de 2025

Haz que se vaya

Los hermanos Philippou vuelven a la carga con el duelo de una pérdida pero ahora con una madre desesperada. 


Por Ricardo Diaz

Danny y Micheal Philippou entraron por la puerta grande del terror con Talk to me en 2022. Una cinta que seguía a un par de jóvenes, que por medio de una mano embrujada eran poseídos por espíritus y se convertía en un challenge a ver quien pasaba más tiempo en ese "otro mundo". Mas allá del espiritismo y la brujería, nos mostraba el duelo de una muchacha que había perdido a su madre y el dolor que eso significa y los hermanos fantásticos lograban un clima equilibrado de sustos y reflexiones. Ahora con Haz que regrese vuelven a adentrarse en el dolor de la pérdida, pero del lado inverso. Una madre, Laura (Sally Hawkins) debe convivir con la perdida de su hija producto de un triste accidente, algo que desde el primer momento se puede ver que no logra superarlo y ese dolor la está devastando llevándola al plano de la locura extrema.

En ese estado de quiebre emocional y psicológico de Laura, entran en su vida los hermanos Andy (Billy Barrat) y Piper (Sora Wong), esta ultima con ceguera avanzada. Estos niños terminan a cargo del personaje de Hawkins, dado que han quedado huérfanos tras la muerte de su padre y Andy no puede hacerse cargo de manera legal de su hermanita, por ser aún menor. Por lo que quedan dentro del sistema de adopción y la encargada del lugar decide dárselos a Laura para que entre todos logren sanar sus heridas y volverse una hermosa familia. Grave error.

Si en Talk to me estaba la mano embrujada, en Bring her back está Oliver (Jonah Wren Phillips), el otro hijo de Laura. Un niño con una mirada perdida, que no habla y con comportamientos cada vez más extraños a medida que se desarrolla la trama y se devela el retorcido plan de su nueva madre adoptiva. Y la respuesta a eso será atroz y dolorosa.

Los Philippou nuevamente crean un ambiente sofocante, pero en esta película lo vuelven más opresivo, casi tóxico. Durante todo el film uno se siente incómodo y angustiado, pero porque nosotros podemos observar la locura creciente de Hawkins. Como detrás de esa sonrisa aparente y su vestimenta colorida hay una especie de rictus, una especie de máscara para el afuera. Pero cuando se queda solo con los chicos se ve la verdadera Laura. Una manipuladora serial y sumamente peligrosa, dispuesta a recuperar lo que perdió hace un año. ¿Les dije que Piper es casi idéntica a su hija muerta?.

Para lograr esa atmósfera perturbadora y que el espectador sufra y se acongoje con lo que experimenta en pantalla, la fotografía de Aaron McLisky  logra crear un ambiente sórdido, oscuro, casi putrefacto, con muy poca iluminación, y no se puede distinguir claramente lo que está ocurriendo en esa casa. En ese ámbito, la actuación de Sally Hawkins es impecable. Y Barrat y Wong componiendo a estos hermanos que el primero hace todo lo que está a su alcance para proteger a su hermana, pero no dejan de ser dos menores que están a merced de un adulto ultra desequilibrado, y como broche, se suma la actuación de Jonah como este niño rapado a zero que con su presencia uno se acomoda en su asiento, como una pequeña bomba nuclear a punto de explotar.

La cinta confirma el talento de los jóvenes directores para contar historias que trasciendan el mero terror, y si bien este film es mucho mas grotesco, violento y sangriento que háblame, no deja de tener esa estética adulta a pesar de que haya niños en el elenco. Sus dos películas presentan el duelo de una pérdida y cómo impacta eso en una persona. Una especie de "click" que se produce internamente, y si se descuida, ese botón queda apretado y uno se convierte en su peor miedo, porque la razón se pierde y solo queda el dolor. Ahí está la locura dispuesta a abrazarnos y consolarnos y eso es lo que realmente aterroriza en Haz que regrese.

Calificación: **** (Muy buena)


Título original: Bring her back (2025) - País: Australia - Director: Danny Philippou y Michael Philippou  - Guión: Danny Philippou y Bill Hinzman - Intérpretes: Sally Hawkins, Billy Barrat, Sora Wong, Jonah Wren Phillips, Mischa Heywood . - Fotografía: Aaron McLisk - Música: Cornel Wilczec - Duración: 104 minutos.
Fotos: ImdB

martes, 28 de octubre de 2025

Cosita loca llamada Muerte

La Parca se tomó su tiempo para regresar y cobrarse una deuda de varios años. Obviamente, con altos intereses hemoglobínicos.


Por Ricardo Diaz

Pasaron 14 años después de la última vez que la muerte se llevó puestos a un grupo de chicos que la burlaron. En la saga fatalista correspondía a la quinta entrega, y realmente parecía el fin definitivo  de la franquicia, y en el mal sentido. Un film que era malo en todos los aspectos. Ahora en 2025 la huesuda parece haber hecho un balance de toda su empresa letal, para darse cuenta que le están debiendo almas hace como más de sesenta años. Así que como no puede ser menos, va a salir a cobrar esa deuda para tener un déficit 0 (ja!). Y así es como llega destino final: lazos de sangre. 

El asunto es así: en la década de 1960 un par de tórtolos (Brec Bassinger y Max Lloyd-Jones) asisten a la inauguración de la torre Skyview. Una especie de Titanic pero en altura (y ahora que menciono esto, sería buena idea para otra deuda a saldar, muejejey). Los noviecitos son muy acaramelados y destilan amor como una peli de domingo por la tarde, pero Iris está más nerviosa de lo normal, algo le preocupa. En realidad varias cosas le preocupan. Y es lo que atañe a la construcción de semejante monstruo de cemento, metal y vidrio y la seguridad de él. Como es de esperar ella termina teniendo la gloriosa premonición y se convierte en la heroína de una catástrofe. Para algunos, claro.

Les dije que La Parca en esta oportunidad tenía gente muy morosa, porque después del incidente en la torre, la que tiene la pesadilla de aquel hecho es Stefani (Kaitlyn Santa Juana) nada menos que la nieta de Iris. Es decir que desde que la abuela evitó su hora final han pasado generaciones y por ende gente que no debería haber visto la luz del día. Así que doña muerte va a tener que apagar el reloj de toda esa familia que incluye nietos, tíos, primos y cualquier parentesco que este en la lista mortal. No por nada el título se completa con "lazos de sangre".

Zack Lipovsky y Adam B. Stein son los responsables de sin lugar a dudas la mejor entrega de toda la franquicia que comenzó en los 2000 con los pasajeros del vuelo 180. Uds se preguntarán, ¿por qué? otros dirán ¡qué arrogante! (tal vez), pero la respuesta está a la vista en todo el film. Toman el ADN de la saga y lo mezclan con el propio dando como resultado una nueva, la llevan a otro punto y la mejoran. Primero y principal, Destino final no es una película de terror per se. Es más bien una comedia negra, donde la protagonista principal es la contadora de almas. Y a su vez es muy estricta y se rige siempre por reglas, nunca va a intervenir de una forma directa como haría Zeus y lanzara un rayo sobre alguien y lo fulminara. No no no, ella va a mover alguna que otra cosita dando vueltas por ahí. A saber, una moneda, un par de hojas, un vidrio roto, algún apagón de luz, para que todo parezca un desgraciado accidente. Eso si, tiene que ser algo estrepitoso, shockeante y muy sangriento como para que de alguna forma los que siguen en la lista sepan quién es, y que está muy enojada.

En esta entrega y en la única, uno se involucra con los personajes, con esta familia que de un día para el otro debe asimilar que en realidad están viviendo tiempo extra. Es más, jamás deberían haber existido. (Fua! pequeña revelación si las hay). Y en esa dinámica familiar en la que todos piensan que Stefani es la loca de la familia como su madre y abuela, crean pasos de comedia y simpatía, que más allá del guion de Guy Busick y Lori Evans Taylor es el trabajo de cada actor en su rol lo que logra ese apego con ellos, aunque se sepa su destino por estar en el universo de la muerte. Eso le da un punto extra a DF: lazos de sangre.

Esa empatía, irónicamente, es lo que vuelve divertidas las muertes que marcan el ritmo del film. La forma en que los directores preparan al espectador para ese momento esperado es realmente disfrutable, cada plano que muestran algo potencialmente peligroso y que puede ser el responsable de apagar la luz de alguno de ellos es realmente magistral. El claro ejemplo es la escena del asado en la casa de la familia que involucra a todos y hay un vaso que se rompió y todo se vuelve como una ruleta rusa de vidrio y el remate es perfecto. Provoca un mix de emociones. La alegría de la escena en sí, un poquito de asco por lo grotesco de la muerte y una pizca de pena, porque como dije, uno quiere a los personajes, pero también disfruta cuando les llega su hora. Hasta la elección del soundtrack cumple la función de realzar las escenas y terminar de darles ese humor negro. Ejemplo de ello, Without you de Air Supply suena mientras Erik (Richard Harmon) se hace un tatuaje y hay unas cadenas en el techo y un ventilador. Eso señores es entretenimiento, punto.

Final destination: bloodlines tenía todo para fallar y ser una entrega más de una franquicia extensa agotada, pero como sucedió con Saw X (2023), superó a las demás. Y eso es porque hacer una continuación de una saga no es repetir lo mismo una y otra vez hasta el hartazgo. Es construir algo nuevo y darle algo propio a eso que ya conocemos, y en este caso la idea de que la muerte ha sido estafada por años y ahora vuelve más despiadada que nuca a llevárselos le da un peso adicional a todo lo que significa. Hay casi hasta un diálogo entre los personajes y esta fuerza imparable y claramente los insulta durante toda la película por haberla engañado con tanta alevosía.

Y si de destino final se habla, no puede faltar de alguna forma el corazón de la saga: el gran Tonny Todd. En su última participación y digo última porque unos meses después de filmar, falleció. Esa auto consciencia de su fatalidad (cáncer) y haber participado igual del film, logró el momento más emotivo de la película. Quizás en el caso de él la parca lo buscó para tener una voz potente al teléfono de reclamos, pero para el resto siempre hay que recordar que ella no comete errores y que es mejor no meterse en sus planes porque para ella no hay accidentes, ni coincidencias, ni contratiempos, ni escapatorias. Y si no me creen, les apuesto un centavo.

Clasificación: **** + (Muy buena +)


Título original: Final destination: bloodlines (2025) - País: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido - Director: 
Zack Lipovsky y Adam B. Stein  - Guión: Guy Busick y Lori Evans Taylor - Intérpretes: Kaitlyn Santa Juana, Teo Briones, Rya Kihlstedt, Richard Harmon, Owen Patrick Joyner, Anna Lore, Alex Zahara, Brec bassinger, Max Lloyd-Jones, entre otros . - Fotografía: Christian Sebaldt - Música: Tim Wynn - Duración: 110 minutos.
Fotos: Bloody Disgusting






lunes, 27 de octubre de 2025

Todo queda en familia

La familia Warren regresa una vez más para hacerle frente al último demonio que les ha estado pisando los talones desde hace un tiempo.


Por Ricardo Diaz

Allá por el 2013 James Wan presentaba El conjuro. Una película que se basaba en los casos de una pareja de demonólogos dedicada a ayudar a familias que vivían rodeadas de actividades paranormales y fantasmas malvados. El resultado fue un film que evocaba aquellas películas de terror de los 80, en donde el mayor logro era jugar con lo que no se ve, alejarse del reguerío hemoglobínico y jugar con sustos mas naturales, los famosos jump scares. 

Dicho film fue la punta de lanza para una serie de secuelas y spin off de dudosa calidad algunos, pero todos tenían algo en común: el bien sobre el mal, siempre, la cursilería en algunos puntos al extremo. El conjuro: últimos ritos, no escapa a esta premisa pero es en donde mejor sirve a su propósito.

Nadie niega el amor que se tienen Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera farmiga), casi como si fueran un ejemplo de lo que debería ser un matrimonio y todo basado en la fe. Esa cualidad es la que le ha permitido durante todos estos años ser una familia fuerte y poder hacerle frente a todos los demonios que han intentado quitarle la paz a diversas familias a lo largo de la saga. Sin embargo, esta vez van a ser ellos los perseguidos. Deberán aferrarse más que nunca a sus creencias y al amor de familia.

La película comienza a mediados de los 60, con unos jóvenes Warren en en su lucha contra el mal, en donde Lorraine está a nada de dar a luz a su hija. Un evento en ese exorcismo hará que la pequeña Judy (Mia Tomlinson) no sea una niña normal, sino una especie de milagro. Veintidós años después y con varios exorcismos a cuestas, los Warren ya se encuentran en una especie de retiro. Dan charlas en las universidades a unos pocos porque ya nadie cree en lo paranormal; sumado a que el paso del tiempo  conlleva cuidados a la salud. Ed quedó débil del corazón tras los eventos de El conjuro 3: el diablo me obligó a hacerlo (2019) por lo que no puede tener emociones fuertes, a pesar de que él no lo acepte con muchas ganas. Su hija, ya adulta, comparte el don de su madre y comienzan a tener visiones compartidas de algo siniestro, vinculadas a un antiguo espejo que estuvo presente la noche del nacimiento de Judy. Esas visiones van a llevaros a la familia Smurl que es a la que le tocó el ocho, y hay un demonio que los está aterrorizando y los hace escupir vidrios y son perseguidos por un gigante de pelo lacio con un hacha.

Sin embargo esa familia, con el correr de los minutos, se convierte en un señuelo para atraer a la joven Warren. Podría decirse que en el nacimiento de ella hubo alguna trampita que necesita ser corregida y por esa brecha el diablo quiere meter la cola. Corromper un milagro y que encima puede ver cosas que otros no pueden, un manjar para Belcebú y sus secuaces. De esta forma los Warren y el futuro novio de su hija, Tony (Ben Hardy), deberán agarrar sus mejores crucifijos y biblias y creer a toda costa para poder salvarse juntos y poder contarle esta historia a sus nietos.

Lo más logrado en estos años en la saga es justamente lo que mencionaba al principio, la construcción de la relación de Ed y Lorraine porque más allá de la virtud que tiene ella de medium, Ed la acompaña sin tener ninguna habilidad extra sensorial, solo el amor y el hechor de creer en ella. Y juntos profesan una fe insuperable. En esta despedida se da como una especie de continuación/legado en su hija que es la que posee el don y en su novio que es ex policía y también el amor por Judy lo hará creer en ella y en ese otro mundo, aunque le genere dudas y miedo.

Michael Cahves consigue un par de sustos en algunos momentos del film y destaco la escena de Judy en la sala de espejos aunque rememore a It: chapter 2 es una muy buena escena lograda. Pero, es una película extremadamente larga para algo que ya se conoce de otras entregas, y que él también lo sabe, porque fue responsable de la entrega anterior, una de las más aburridas. Por eso, ahora se aprecia una mejora y el resultado no es del todo malo. El problema de la duración, la saga lo arrastra desde su segunda parte y se debe simplemente porque es algo que ya está gastado y por razones obvias. Ya se conoce el modus operandi de los Warren. Y las pequeñas perlitas escondidas en los films se volvieron spin off  (Annabelle, The Nun, The curse of la Llorona) y solo la muñequita vestida de blanco es la que zafa con mucho pero mucho esfuerzo, las demás ni vale mencionarlas.

El conjuro: últimos ritos hay que tomarla como un cierre nostálgico y emotivo para despedir a los personajes de Wilson y Farmiga. Es el film de ellos, de su familia, su carta de despedida. Una carta que cuenta su historia más personal en la que hubo momentos de miedo, pero que hubo algo más que hizo posible llegar a donde estuvieron y vencer cualquier conjuro: amor.

Clasificacion: *** (Buena)


Título original: The conjuring: last rites (2025) - País: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido - Director: Michael Chaves - Guión: Ian Goldberg, Richard Naing, David leslie Johnson-McGoldrick - Intérpretes: Patrcik Wilson, Vera Farmiga, Mia Tomlinson, Ben Hardy, Steve Coulter. - Fotografía: Eli Born - Música: Benjamin Wallfisch - Duración: 135 minutos.
Fotos:ImdB

sábado, 25 de octubre de 2025

Extraños no tan extraños

Una vez más el trío de asesinos enmascarados acecha a la única sobreviviente de la entrega anterior. 


Por Ricardo Diaz

Renny Harlin nos trae la continuación de los hechos que ocurrieron en Los extraños: capítulo I (al final del comentario está el link de la reseña). Tal como se veía en el final de esa entrega, Maya (Madelaine Petsch) logra sobrevivir a las heridas imposibles que le ocasionaron los asesinos enmascarados del título del film y se despierta en un hospital. Solo para darse cuenta que su prometido/novio (Froy Gutierrez, ahora solo como un fantasma de flashbacks) sí se desangró, y nunca llegarán al altar, por lo menos en el plano terrenal.

Quien recuerde o haya visto Halloween II pensará que está teniendo un dejá vù. Este segundo capítulo de los extraños es como si se hubiera vestido con ese film, como si Leatherface la hubiese despellejado y se la hubiese puesto encima. Así es como se ve a esta secuela, algo deforme, conocido pero raro y genera un rechazo absoluto. Sumado a que no hay demasiado diálogo y la actuación de Petsch no suma y su cara histérica por momentos no ayuda por dos motivos. Uno porque molesta y el otro, porque es difícil no pensar lo que puede suceder en la tercera parte (Sí, no hay dos sin tres).

Esa falta de diálogo en parte se debe a que los extraños: capítulo II insiste en ahondar en el origen de ellos y por eso hay flashbacks de los que se convertirán en Pinup Girl y Scarecrow, y el famoso origen a la pregunta ¿está Tamara aquí?. Pero estos descubrimientos no ayudan a la historia porque como decía en el comentario de la primera parte, lo que funcionaba en la cinta de 2008 era justamente eso, el hecho de ser un trio asesino que buscaba víctimas al azar solo por el hecho de estar en su casa. Y con ese punto regresamos a la piel de Halloween II, recuerden que ahí se daba a entender que Myers era hermando de Laurie, algo blasfemo que arruinaba todo lo que había logrado su antecesora.

Las escenas de persecución son estúpidas y sin sentido. Desde el comienzo en que Maya con una puñalada que prácticamente la atravesó se quita las sondas del hospital y corre una maratón y salta sin ni siquiera desmayarse o ponerse pálida por la pérdida de sangre, hasta luchar contra un oso en el medio del bosque y nuevamente sin desmayarse. Ojo, después tiene que hacerse unos puntitos en una herida y parece que se va a morir . Entonces en el hospital la llenaron de morfina o algo parecido, porque no se entiende.

Toda la película de principio a fin corrobora que no había necesidad de hacer una trilogía con estos personajes, porque además es una sola historia dividida en tres partes que ocurren hasta ahora con diferencia de horas. Entonces la hace mas increíble e idiota. El film arranca con la frase de que en 2023, 1670 personas son asesinadas por extraños y que esta es una de esas historias, la más violenta. ¿Estamos ante un final anunciado desde el comienzo? Probablemente si, porque ese es el otro error de Harlin, es predecible, no logra ocultar las sorpresas y todos los personajes son poco confiables por el hecho de ser quienes son. Díganme si alguien confía en algún personaje de Richard Brake.

Esta cinta solo existe porque hay una falta de interés en contra historias originales y principalmente arriesgarse a contarlas. Hoy en día todo se traduce en un número, si va a ser redituable para el estudio. Pero también hay que hacer autocrítica, esta clase de films se hacen porque hay un público dispuesto a verlas, que carece de un criterio objetivo, que acepta que lo que ve está bien. Una generación que considere que estas películas son clásicos del género y que inspire a nuevos realizadores a repetir lo mismo. Ese es realmente el miedo que genera Los extraños: capítulo II.

Calificación: * (Mala) 



Título original: The strangers: chapter II (2025) - País: España, Estados Unidos, Eslovaquia, Canadá, Reino Unido - Director: Renny Harlin - Guión: Alan Freedland, Alan R. Cohen - Intérpretes: Madelaine Petsch, Ema Horvath, Richard Brake, Pedro Leandro, Ben Cartwright. - Fotografía: Jose David Montero - Música: Justine Caine Burnett - Duración: 98 minutos.

viernes, 24 de octubre de 2025

Llamado del más allá

Ethan Hawke vuelve a calzarse la máscara de emociones y le hace un par de llamadas desde el más allá a los hermanitos que le arruinaron su letal hobby unos años atrás.



Por Ricardo Diaz

La falta de ideas es algo continuo y ahora le llegó el turno a la muy bien lograda The Black Phone (2021), un film que presentaba a The grabber un asesino de niños que tuvo a mal traer a toda una ciudad, hasta que secuestró a Finney Shaw (Mason Thames) un niño de 13 años que junto con llamadas de victimas anteriores a través del teléfono del título y la ayuda de su pequeña hermana Gwen (Madeleine McGraw) lograron vencerlo (AVISO DE SPOILER), matando al villano (FIN DE SPOILER). En esa ocasión, el film de Scott Derrickson más que hacer hincapié en el villano en sí, se destacaba por el paso de la niñez a la pubertad de Finney; como si The grabber fuera una metáfora de los miedos de niño y de dar ese gran paso de hacerle frente a aquello que nos asusta. Bien, se pensó: buena historia, buen desarrollo y un  mensaje simple y universal con notas de sustos dando vueltas por ahí. Sin embargo, como estamos en el mundo de Hollywood, lo que funciona una vez, está obligado a tener una secuela o precuela y así llegamos al 2025 con The Black phone 2.

El teléfono negro 2 se suma a la larga lista de aquellas secuelas innecesarias y algo que su director debería haber aprendido con otra criatura suya que fue Sinister (2012), cuya primera entrega para su época fue una de las más retorcidas, sin embargo llegó la segunda parte (ya no bajo su tutela pero continuacion igual) y fue un desastre. Acá vuelve a suceder, pero ahora también la dirige, lo que supone más aún la presión de Hollywood, a un deseo propio de Derrickson

Con un final tan cerrado en la primera parte, no había muchas puntas que seguir, salvo la dinámica de los hermanos Shaw y las secuelas de su encuentro con The grabber. Si el teléfono negro fue el daño físico de Finn, la segunda parte sería el daño psicológico. Por eso al comienzo del film lo vemos a Finn convertido en el niño problemático de la secundaria, el que resuelve todo a las piñas para dejar el mensaje. Y tal vez si el film hubiese ido a fondo por ese costado y volverlo un drama psicológico acerca de las secuelas de alguien que ha sido secuestrado por un asesino, que fue golpeado por su padre y todo un background que le serviría para libros a un psicólogo, el director se fue por el lado de las pesadillas por parte de su hermana. Gwen tiene una sensibilidad distinta al resto y puede ver cosas que han pasado (sería una excelente detective, ja!) y este "don" también lo tenía su difunta madre, hecho que también funciona como punto de partida en esta continuación.

Y si lo de las visiones no fuera suficiente, tenemos el regreso del personaje de Ethan Hawke desde las profundidades del infierno, siendo el reemplazo de Freddy Krueger, mientras se afila las uñas para ir hasta Elm Street. Entonces lo que queda del film es una seguidilla de pesadillas de Gwen en donde ahora ella se encuentra con The Grabber en el plano onírico para poder vengarse de ellos y hacerlos sufrir (¿les suena?). Y de fondo el gélido frío del Lago Alpine en medio de una tormenta de nieve en la que los hermanos y el "noviecito" de la hermana quedan atrapados cuando van a un campamento donde años atrás unos niños desaparecieron y la madre de los purretes trabajaba ahí (Sra. Voorhees, la están llamando).

Las referencias a Pesadilla en lo profundo de la noche son demasiado obvias y no se si a Wes Craven le hubiese gustado tanto, pero se puede entender que Derrickson lo hace desde el respeto y admiración quizás y fue la única idea que tuvo para hacer regresar al asesino de Ethan Hawke, quien también está desperdiciado y es más un actor de voz ya que son muy pocos los segundos en donde se lo ve al actor sin la máscara, además de que busca los orígenes. Por lo que Ethan tal vez fue más inteligente para que no se vea su cara y no lo recuerden por esta olvidable secuela.

Se hace difícil encontrar puntos salvables, y eso, irónicamente, es algo a favor , porque uno tiene que esforzarse mucho en filtrar todo lo que vemos para encontrar algo digno. En ese arduo filtro se pueden encontrar dos elementos. Las pesadillas, en el uso de la fotografía para generar ese aspecto onírico, granulado, como si fuera un recuerdo muy borroso poco claro. Sin embargo, al abusarse del recurso se torna repetitivo y para el final ya perdió todo el efecto y solo queda un poco de violencia sangrienta que no está mal pero sigue dejando sabor a poco. Y lo otro rescatable es la música, tanto la compuesta por el hijo de Derrickson, Atticus que crea una atmósfera espectral y el uso de un par de temas claves: Another brick on the wall (pt I) de Pink Floyd, la cual es una versión diferente pero que evoca la sensación en parte de lo que el director quiso hacer pero se le fue de las manos y el tema de los créditos finales, You don´t scare me de The 77`s que no podría ser más alegórico posible, porque justamente es el resultado del film, el asesino nunca logró entrar al panteón de los asesinos míticos, no lo hizo anteriormente y tampoco ahora como un villano sobrenatural.

The Black Phone 2 es una continuación más en esa picadora de carne que es Hollywood que pica y pica todo lo que llega, pero ya estamos llegando al límite de que lo que escupe esa picadora son productos abombados que carecen de la mínima calidad, aunque el origen sea bueno. Es momento de cambiar esa máquina descuartizadora y volver a las bases de todo y cuando se obtiene algo único, cuidarlo, sino llegarán las voces desde algún teléfono negro de directores como Derrickson para avisar que no lo hagan antes de que sea tarde y queden en el infierno junto a the grabber.

Calificación: ** (+) (Regular +)


Título original: The black phone 2 (2025) - País: Estados Unidos, Canadá - Director: Scott Derrickson - Guión: C. Robert Cargill, Scott Derrickson (basado en el cuento de Joe Hill) - Intérpretes: Mason Thames, Madeleine McGraw, jeremy Davies, Miguel Mora, Demián Bichir, Ethan Hawke. - Fotografía: Pär M. Ekberg - Música: Atticus Derrickson - Duración: 114 minutos.
Fotos: ImdB

Oda al perro

Un adorable perrito hará todo lo que esté a su alcance para salvar a su dueño de fuerzas oscuras. Krypto, no existís.


Por Ricardo Diaz

En el género del terror, y sobre todo los que disfrutamos ese tipo de films, descubrir pequeñas películas que lo reivindican y a la misma vez le aportan algo nuevo, es realmente una bocanada de aire fresco antes de volver a sumergirnos en el océano oscuro de las secuelas y reboots sin sentido.

Ben Leonberg es el responsable de ese alivio con su primer largo titulado Good Boy. La historia nos va a presentar a Indy, un adorable retriever que desde el comienzo vemos su llegada a casa de cachorro y crece junto a su dueño y mejor amigo humano, Todd (Shane Jensen). Esa introducción sienta la base fundamental para que la película funcione y genere el terror que buscamos, porque nos genera el vinculo con quien va a ser nuestro protagonista, el héroe, nuestro final dog, Indy

Humano y canino van a adentrarse en una cabaña familiar recóndita alejada de cualquier pronta ayuda. Se le suma que anteriormente el abuelo de Todd murió en ese mismo lugar y su perro desapareció. Además, Todd no está pasando por un buen momento de salud y luego de un rescate a tiempo de su hermana Vera (Arielle Friedman) logró ganar tiempo en el reloj que lleva la parca. Sin embargo, el personaje de Jensen no es consiente de que en ese lugar está rodeado por unas malévolas sombras oscuras que buscan algo de él. Ahí entra nuestro héroe de cuatro patas. Es el único capaz de percibir esas extrañas fuerzas y verlas como sinuosas siluetas negras siempre cerca de su dueño, y deberá luchar contra ellas a puro ladrido y tarascones hasta el final, pobre perrito.

Leonberg le tomó meses llevar a cabo su ópera prima y vale cada toma de Indy, para poder captar de manera natural las reacciones del can y así transmitirnos la sensación de miedo y preocupación (igual queridos proteccionistas bajo ningún motivo se lo sometió a stress, digamos que es un excelente actor canino) y eso hace que la historia nos interese y nos mantenga alerta para saber cual va a ser el desenlace cuando se del el choque entre las fuerzas sobrenaturales y él.

El director logra evocar un miedo simple y que nadie puede evitar, presente en todos los humanos. El miedo a lo que no podemos ver o a lo que no podemos vencer. Debemos ser sinceros, ¿Quién no se ha intranquilizado cuando nuestro perro se pone a mirar un punto fijo como si hubiera algo y se pone a ladrar a la "nada"? Bueno, esa "nada" para ellos sí es algo, por lo menos en esta película. Indy es el medium del film, él percibe cosas que su dueño no, y además quieren hacerle daño. Y a pesar de su temor no se va a rendir, porque Todd no es solo su dueño, es su familia; y como diría Dominic Toretto, la familia es lo principal.

La película apenas dura un poco más de una hora (72 minutos) pero es eficaz en lo que se propone, llevarnos por un rato por un camino de miedo distinto a lo que polula últimamente en las pantallas. Gran parte de ello es única y exclusivamente por el protagonista y es un film que lo ponemos en el genero del terror por los elementos sombríos que tiene pero no deja de tener emoción en ningun momento, no es una seguidilla de jump scares mal implementados. Por eso el trabajo de Leonberg es plausible, porque no solo dirigió a Indy, sino que además fue guionista y editor y eso también se destaca en el film. El montaje es el que nos va llevando por esa oscuridad hasta el momento del clímax con un twist final que le da el ultimo empujón para llegar victorioso hasta los créditos finales y nosotros terminar con el corazón en la mano ya sea por el miedo o la emoción.

El film logra enaltecer y casi alabar el vínculo del perro con su dueño, lo que está dispuesto a hacer por protegerlo, aunque tenga todas las posibilidades en su contra y que sea solo un animal, sin poderes, ni nada, solo su amor incondicional. Una película que puede ser alguna historia con la cual se hacía una oda al perro en otros tiempos. Porque él siempre va a estar a nuestro lado y va ser nuestro Good boy.

Calificación: **** (Muy Buena)


Título original: Good boy (2025) - País: Estados Unidos - Director: Ben Leonberg - Guión: Ben Leonberg - Intérpretes: Indy, Shane Jensen, Arielle Friedman. - Fotografía: Ben Leonberg (como Wade Grebnoel) - Música: Sam Boase-Miller - Duración: 72 minutos.
Fotos: ImdB





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